¿Piscinas públicas abarrotadas? ¡Construye la tuya propia!

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Llega el verano, el calor aprieta y lo que más apetece es darse un buen chapuzón para refrescarse. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones, cuando llegas a la piscina pública del barrio, te encuentras con una aglomeración de personas que parece salida de un festival. Tumbonas ocupadas, colas interminables para acceder al agua, chapoteos por doquier y, lo peor, la sensación de que no puedes relajarte como quisieras. El bullicio y la falta de espacio pueden convertir lo que debería ser un momento de disfrute en un auténtico quebradero de cabeza. Y no hablemos de las normativas, horarios y demás restricciones que te obligan a estar pendiente del reloj en lugar de disfrutar a tus anchas.

Además, el abarrotamiento no solo afecta a tu tranquilidad, sino que también pone en riesgo la higiene del agua, que debe soportar la afluencia de numerosos bañistas. El cloro y otros productos químicos se ven forzados a trabajar al máximo para mantenerla en condiciones, pero todos sabemos que, a veces, no es suficiente. Y claro, esa sensación de estar nadando en una sopa de personas no es precisamente lo que uno busca al intentar refrescarse en un caluroso día de verano.

Ventajas de construir tu propia piscina.

Ante este panorama, cada vez más personas se plantean la posibilidad de construir su propia piscina en casa. Y es que las ventajas son muchas. En primer lugar, la privacidad es un lujo que solo tu propio espacio puede ofrecer. Nada de compartir el agua con decenas de desconocidos, ni de tener que soportar los gritos de los niños ajenos. En tu piscina mandas tú: decides cuándo te bañas, con quién y cómo.

Otro aspecto positivo es la comodidad. Olvídate de desplazamientos, de cargar con la toalla, la nevera portátil y las chanclas. Tu piscina está a unos pasos de tu salón. Puedes darte un chapuzón cuando te plazca, ya sea por la mañana, después del trabajo o a medianoche bajo las estrellas. ¿Te apetece una barbacoa al lado de la piscina? Adelante. ¿Quieres que tu mascota se refresque contigo? Sin problema.

Además, tener una piscina en casa es una excelente forma de darle un valor añadido a tu vivienda. Aunque ahora no estés pensando en venderla, el día que lo hagas, una piscina bien construida y mantenida puede hacer que tu hogar destaque sobre otros. Y si tienes hijos, verás que una piscina es el mejor antídoto contra el aburrimiento durante las vacaciones escolares.

Por si fuera poco, tu piscina puede ser una manera ideal de mantenerte en forma. Nadar es uno de los ejercicios más completos que existen, y tener la posibilidad de hacerlo a diario en la comodidad de tu hogar es un privilegio que pocos pueden disfrutar.

Materiales necesarios para construir tu piscina.

Si ya estás convencido de dar el paso, el siguiente punto es conocer los materiales necesarios para construir tu propia piscina. El proceso no es tan complicado como podrías pensar, pero requiere planificación y los elementos adecuados.

Primero, necesitarás un buen terreno. Asegúrate de que la ubicación de la piscina tenga suficiente espacio y, sobre todo, que esté lejos de árboles grandes cuyas raíces puedan dañar la estructura en el futuro. También es importante considerar la exposición al sol, ya que una piscina en sombra permanente no es lo más deseable.

La estructura principal de la piscina puede ser de diferentes materiales. Los más comunes son el hormigón, el acero y el poliéster:

  • Hormigón: es el material más tradicional y duradero. Permite una gran personalización en cuanto a forma y tamaño, pero su construcción es más laboriosa y requiere de profesionales con experiencia.
  • Acero: este material suele usarse en piscinas prefabricadas. Su instalación es más rápida que la del hormigón, pero ofrece menos opciones de personalización. Sin embargo, es resistente y duradero.
  • Poliéster: las piscinas de poliéster son también prefabricadas y se caracterizan por ser muy rápidas de instalar. Se fabrican en una sola pieza y luego se colocan en el agujero excavado previamente. Son menos personalizables, pero destacan por su precio y facilidad de mantenimiento.

Además de la estructura, necesitarás sistemas de filtración y depuración del agua. Es fundamental para mantener el agua limpia y apta para el baño. Los filtros de arena son los más comunes, aunque también existen otros sistemas como los de cartucho o diatomeas. Complementariamente, es necesario contar con bombas de agua para asegurar una buena circulación y evitar que el agua se estanque.

El revestimiento es otro aspecto a tener en cuenta y puede ser de gresite, PVC, o incluso de pintura específica para piscinas. El gresite es quizás el más popular por su durabilidad y variedad de colores, permitiendo darle un toque estético a la piscina. El PVC, por su parte, es la opción más económica y rápida de instalar, aunque con una vida útil algo más limitada.

No te olvides del pavimento que rodea la piscina, este debe ser antideslizante y resistente a la intemperie. El césped artificial, la piedra natural o la madera tratada son opciones que combinan funcionalidad con estética.

Pasos a seguir para construir tu piscina.

Una vez tengas los materiales que necesites para el proyecto que tienes en mente, ya solo te falta seguir los pasos adecuados, verás cómo el resultado será más que satisfactorio:

  1. Planificación: antes de comenzar, es fundamental diseñar tu piscina sobre el papel. Define el tamaño, la forma y la profundidad que deseas. Además, asegúrate de cumplir con la normativa local en cuanto a licencias y permisos. Es recomendable contratar a un arquitecto o ingeniero que te ayude con esta fase, para evitar problemas en el futuro.
  2. Excavación: una vez tengas el diseño y los permisos, llega el momento de excavar el terreno. Este paso puede realizarse con maquinaria pesada o, si es un proyecto pequeño, a mano y pala, teniendo en cuenta la profundidad y la forma, y siguiendo el diseño previamente establecido.
  3. Estructura: después de la excavación, se procede a construir la estructura de la piscina. Si has optado por hormigón, se empezará por montar el encofrado y verter el hormigón en la forma deseada. Para las piscinas de acero o poliéster, simplemente se colocan los paneles o la estructura prefabricada en el agujero.
  4. Sistemas de filtración y fontanería: antes de cerrar la estructura, se instalan las tuberías y el sistema de filtración. Esta fase se debe realizar correctamente para evitar futuras fugas o problemas con el agua. Aquí es recomendable contar con un fontanero especializado en piscinas.
  5. Revestimiento: con la estructura y los sistemas de filtración en su lugar, se aplica el revestimiento. Este paso tiene tanto un propósito estético, como también de protección, evitando que el agua dañe la estructura.
  6. Llenado y pruebas: una vez que todo está en su sitio, es hora de llenar la piscina con agua y realizar las pruebas necesarias. Aquí se comprueba que no haya fugas, que el sistema de filtración funcione correctamente y que el agua circule como es debido.
  7. Acabados exteriores: por último, no te olvides de los detalles exteriores, como el pavimento alrededor de la piscina, las escaleras de acceso y cualquier otro detalle que desees añadir, como una ducha o una zona de tumbonas, ya que estas completarán tu espacio de ocio.

Mantenimiento: el secreto para disfrutar tu piscina a largo plazo.

Una vez construida, la piscina necesita un mantenimiento regular para garantizar que el agua esté siempre en condiciones óptimas y que la estructura se mantenga en perfecto estado. El mantenimiento puede parecer una tarea complicada, pero con una rutina adecuada y, si es necesario, la ayuda de profesionales, no tendrás de qué preocuparte.

  • Profesionales del mantenimiento: si el tiempo o el conocimiento no están de tu lado, desde RaMa Piscinas aseguran que lo más sensato es contactar con profesionales del mantenimiento de piscinas. Ellos se encargarán de todo, desde la limpieza hasta el control del agua, pasando por la revisión de los sistemas de filtrado. Aunque suponga un gasto adicional, a largo plazo puede ahorrarte problemas y asegurar que tu piscina esté siempre lista para su uso.
  • Filtración y limpieza: el sistema de filtración es necesario para mantener el agua limpia y cristalina, Por lo que es recomendable hacer funcionar la bomba de filtrado al menos 8 horas al día durante la temporada de baño. Además, debes limpiar regularmente el filtro, ya sea de arena, cartucho o diatomeas, según el sistema que hayas instalado. Una limpieza semanal del fondo y las paredes con un limpiafondos también es imprescindible para evitar la acumulación de algas y residuos.
  • Control del pH y desinfección: mantener el equilibrio químico del agua es fundamental, así que el pH debe estar entre 7,2 y 7,6 para garantizar un baño agradable y seguro. Un pH fuera de este rango puede causar irritación en la piel y los ojos, además de reducir la efectividad del cloro, el cual es vital para la desinfección del agua. Puedes optar por cloro en pastillas, líquido o granulados, pero siempre respetando las dosis indicadas para evitar problemas de salud.
  • Mantenimiento de la estructura: la estructura de la piscina también requiere atención. Revisa periódicamente el estado del revestimiento y las juntas, especialmente si has elegido usar gresite. Las piscinas de poliéster, por ejemplo, pueden necesitar reparaciones ocasionales para evitar fugas. El pavimento a su alrededor debe mantenerse limpio y libre de musgo u otras sustancias resbaladizas con el fin de evitar accidentes.

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