La presión en el lugar de trabajo es cada vez mayor, hace tiempo que es imposible reducir las horas extras y el estrés y el cansancio se han convertido en la norma. Si no hay reconocimiento por el trabajo que han realizado, muchas personas eventualmente ya no podrán soportar esta carga. Se sienten agotados física, emocional y mentalmente. Pierden la capacidad de regenerar sus fuerzas por sí solos. Las personas que han estado bajo mucha presión en el trabajo a menudo siguen sin poder “desconectarse” incluso después de jubilarse. En cambio, transfieren su agotadora adicción al trabajo a la familia y al trabajo voluntario. El psicoanalista estadounidense Herbert Freudenberger describió este fenómeno como “síndrome de burnout” en 1974.
¿A quién afecta el síndrome de burnout?
En principio, el síndrome de burnout puede afectar a cualquier persona. Los psicólogos de PSI, nos cuentan que la enfermedad se describió principalmente entre miembros de profesiones sociales (por ejemplo, médicos, profesores, personal de enfermería y geriátricos, trabajadores sociales). Sin embargo, ahora está claro que los autónomos, los directivos y las mujeres que tienen que conciliar el trabajo y la familia no son inmunes a esto. Los médicos y enfermeras afectados por el burnout se distancian de sus pacientes e incluso adoptan una actitud cínica.
Un mundo laboral acelerado promueve el agotamiento
Los gerentes y supervisores a menudo pueden tener éxito profesionalmente, pero en privado se encuentran en un caos porque nunca pueden quitar el pie del acelerador. Además, los contactos sociales y la salud también se ven afectados, se pierde el sentido de la vida y el camino hacia el agotamiento no está lejos.
Los directivos y los autónomos tienen una alta tasa de divorcios; el riesgo de sufrir un ataque cardíaco también es significativamente mayor que el de personas de la misma edad. Así lo demuestran los controles sanitarios realizados en diversas instituciones.
Pero las personas con estaciones de trabajo (con pantalla) en casa, como es común, por ejemplo, en la industria multimedia, también están bajo presión de estar constantemente disponibles, de poder trabajar «día y noche», de ser creativos y de adaptarse, gestionar el trabajo y los niños al mismo tiempo. Jornadas de 12 o 16 horas no son infrecuentes y el “agotamiento” es ahora casi parte de la buena imagen en muchas industrias en rápida evolución.
Sobre todo, la falta de trabajo físico puede provocar que el organismo ya no reconozca las distintas fases de cansancio, sueño y recuperación. Sin un descanso, quedarás atrapado en el estrés laboral.
¿Cuáles son los signos del síndrome de burnout?
Así es como puede manifestarse el agotamiento:
- Cansancio y agotamiento constantes.
- Falta de motivación.
- Irritabilidad e impaciencia.
- Miedo a no poder seguir haciendo frente a las exigencias.
- Trastornos del sueño.
- Depresión y ansiedad.
- Dolencias físicas como dolores de cabeza y de espalda, problemas gastrointestinales, problemas circulatorios, problemas cardíacos.
Al final del desarrollo del burnout se produce algo así como “la terminación interna ”: ya nada es interesante y todo aquello por lo que antes realmente ardías ha dejado de tener sentido. También es típico el alejamiento gradual de amigos, familiares y colegas.
¿Cómo puedes protegerte de las sobrecargas?
Como es bien sabido, la red eléctrica de tu hogar cuenta con varios fusibles que la protegen de sobrecargas. Si se consume demasiada corriente o hay un cortocircuito, se apaga automáticamente para evitar daños mayores.
También protege tu cuerpo contra sobrecargas y aprende a desconectarte. Regálate relajación y recuperación y previene enfermedades relacionadas con el estrés, como el síndrome de burnout.
Con estos consejos tienes todas las posibilidades de lograrlo:
- No dejes que la situación estresante te controle. Si estás atrapado en un atasco, no te preocupes por el atasco, porque de todos modos no hay nada que puedas hacer al respecto. Disfruta de la oportunidad de relajarte y dejar vagar tus pensamientos.
- Divide tu tiempo conscientemente. Mantener todas las citas en tu cabeza supone una gran tensión para ti porque tu cerebro te envía señales constantemente: adelante, el tiempo se acaba, la próxima cita ya está esperando. Anota tus citas en una agenda y reserva tiempo para eventos imprevistos o descansos al planificar.
- Bebe lo suficiente. Debe ser de 1,5 a 2 litros por día. El líquido reduce la presión arterial, favorece el transporte de oxígeno y previene los ataques de dolor de cabeza.
- Mantén un registro de tu estrés. Por la noche, anota lo que te estresa o te molesta. Hacer balance al final de la semana y al final del mes: ¿Qué quedó, qué se resolvió y cómo?
- No dejes un desorden en tu escritorio. Organiza sus documentos poco antes del final de la jornada laboral; esto también pondrá tu mente en orden. De esta manera podrás repasar el día en tu mente y planificar con anticipación el día siguiente. Para ello, toma notas breves en una hoja de papel. Deja tus pensamientos en una hoja de papel en la oficina y no te los lleves después del trabajo. Planificar el día siguiente en casa o antes de ir a dormir es el mayor enemigo de la relajación.
- Si el estrés te impide dormir: deshazte del estrés. Con el boxeo de sombra podrás liberar de forma muy eficaz la energía que se ha acumulado cuando las hormonas del estrés han puesto en alerta al organismo.
- Los ejercicios de relajación como el yoga, el entrenamiento autógeno o la relajación muscular ayudan a afrontar mejor el estrés. Las investigaciones han demostrado que cinco años de relajación regular pueden rejuvenecer el organismo diez años.
- Regálate masajes regulares. La relajación también actúa a través de la piel. Cuando los músculos se relajan, el alma también se relaja. Las caricias aseguran el bienestar.
La risa es un verdadero destructor del estrés
La risa no sólo es saludable, sino que reduce el estrés, te relaja y libera sustancias que mejoran el estado de ánimo en tu cuerpo. Reír es especialmente fácil en buena compañía, por ejemplo cuando se practica deporte.
La relajación activa es el principio y el fin contra el síndrome de burnout
Si sientes que estás constantemente bajo presión y estrés, el ejercicio es la mejor medicina para tu cuerpo y alma. La relajación activa mediante caminatas, jogging, natación o ciclismo hace que tu cuerpo reduzca naturalmente las hormonas del estrés de una manera mensurable y notable: tu tensión disminuirá automáticamente. Si confías en la relajación pasiva y simplemente te pones cómodo en el sofá, no estás haciendo nada para reducir las hormonas del estrés. Pero importante: no lleves consigo un cronómetro cuando hagas ejercicio. No se trata de rendimiento, sino de movimientos suaves y orientados a la experiencia.
El ejercicio sostenido aumenta la liberación de sustancias que mejoran el estado de ánimo, como endorfinas, serotonina y dopamina. Como resultado, durante la actividad física puede surgir una sensación interior de bienestar y tu cuerpo puede recuperarse mucho más fácilmente de situaciones estresantes. Cuanto mejor entrenado esté tu organismo, más numerosos serán estos receptores.
El deporte no sólo mejora tu estado de ánimo a corto plazo, sino que también te hace más resistente al estrés de la vida cotidiana a largo plazo. Conviene realizar 45 minutos de ejercicio sostenido tres o cuatro veces por semana seguidas para que puedas aprovechar al máximo este efecto positivo. Entrena en el momento del día en el que te resulte más fácil hacerlo. A menudo es aún más divertido en grupo (aeróbic, entrenamiento acuático).
También asegúrate de tener una combinación saludable de actividad física y relajación y de tomar suficientes descansos.